LINCE


De tu vientre a tu ombligo

mi joven lince se paseaba,

como un instrumento de pánico.


La sombra que esté creaba,

seducía, casi más que el mismo lince:

Pasaba rasando encima de tus montes,

gemía con orfandad, con heroísmo,

emitía en cada aullido una misiva.


Ahora que tengo una arruga de más

y un colmillo de menos,

aún presumo de mi lince, ya sin manchas;

antaño onírico, moteado, engullidor...


Fue diestro en el zarpazo, fue ardoroso;

más de lo permitido.


A veces como un felino sanguinario

espero cauteloso para atrapar su presa:

Libido, desbordándose de baba

y ágil entusiasmo.


Todo se fue poblando de penumbra.

Hoy le canto a un manchón amarillezco,

a un fantasma que viene de la niebla.


Lo que antes fue diluvio, 

se convirtió en sequía.

Lo que era reguilete rosicler

se convirtió en inmóvil palidez.


La total longitud de aquel rugido,

se transformó en mutismo y en sigilo.


De la serie de poemas:

LAS VIVENCIAS DE CARPÓFORO

Foto  Rodrigo de la Luz